“Desde hace un tiempo, pienso que la misión no es solamente ir a un lugar concreto a charlar con personas, a ayudar, a dar, (sea un pueblo alejado de todo, con necesidades o un barrio carenciado de la ciudad), sino que la misión es más bien un algo diario, constante, permanente.
La misión no tiene un lugar específico, es en nuestras casas, en nuestros trabajos, en nuestros estudios, en el lugar al que voy a hacer deporte, en fin, en todos lados, con todas las personas con las que me cruzo a diario.
Para mí, misionar es llevar los valores cristianos conmigo siempre, es sonreírle a las personas, es ayudar cuando veo que alguien lo necesita, es sentir compasión por aquellos que sé que tienen necesidades, es pensar soluciones, es sentir rechazo a todo lo malo y tener un sentimiento de justicia por aquellas personas que sufren, es tener una palabra de aliento para aquel que veo que está desanimado, es aprender a ver a Dios en todo y en todos durante todo el día.
No es fácil, pero es elegir esta opción como un modo de vida. Es hacer el esfuerzo por tomar un camino como el que escogió Jesús, sin hacer distinciones, sin olvidarme del mundo que me rodea, siendo consciente de que camino con otras personas y que el asunto es cuesta arriba, pero también cuesta abajo. Es una forma de vida que me invita a ser mejor cristiano, no por moda, sino por vocación, recordando que el misionar es un campo ilimitado, sin fronteras ni barreras.”
Coqui Benitez