Cuántos de nosotros sentimos que no necesariamente estamos vivos. Nos aparece el planteo cada vez que caminando por la calle contemplamos el rostro de los que nos rodean, tantas veces apagados y con miradas perdidas. No se puede juzgar a los demás solo con verles la cara, aunque muchas veces en la cara se asoma algo… pero hay ciertos rostros y miradas taciturnas, con rostros fruncidos o brazos caídos que denotan otras realidades escondidas en el corazón. A veces somos como cadáveres que vegetan y lo más triste es cuando aparece en edades juveniles, que ni si quiera la energía de la etapa adolescente los despierta.(…)
En la Argentina tenemos 400 mil jóvenes que (…) ni estudian ni trabajan… están muertos en vida, con angustias existenciales acumuladas por la falta de criterios de la clase política. (…) ¿Cómo decirle a otro que está yendo a su propio funeral “Ponete de pie”? Vamos a compartir 4 condiciones en torno a ésta situación. (…)
En primer lugar, se está vivo cuando se tiene un ideal. El sueño que uno tiene debe ser algo superior a uno mismo, algo con lo que se pueda vivir en tensión. Hay que apuntar alto: “es que está todo mal”. “Si pero dentro tuyo hay algo mejor, y todos contamos con vos para que algo sea mejor. Como está todo mal vale la pena”. Hay que correrse de la situación de retirada y de desilusión, para despertar algo superior. Dentro de tu corazón las cosas están mejor de lo que creés, no te enganches en eso. Vivir, convivir y pactar con ello es declararte la vejez anticipada. El camino de la oración ayuda muchísimo en esto, porque nos desenrieda y nos pone de pie. Para uno que está yendo camino a su propio entierro, hay que despertarle los sueños.
Otra cosa, es utilizar la mayor parte del día en actividad. Que sean más las horas de trabajo y estudio que de ocio. Cuando los descansos están vacíos de contenidos la vida se nos va perdiendo; también el descanso tiene que ser recreativo. Por eso, muchas veces el descanso es cambiar de actividad, no simplemente estar hechado. Cuando estamos muy cansados, hacer otra actividad, nos saca de ese “estado de depre”.
La 3º condición es creer en que se puede crecer. Significa ponerse del lado de las cosas ya conquistadas, del lado del vaso medio lleno y no del medio vacío. Por eso es muy importante, siempre descubrir que puedo seguir creciendo, estudiando, capacitando… ¿para qué? Ya veremos en qué suma, pero mientras tanto no piedas el tiempo. Mañana seguramente esa herramienta nueva será aplicada en el servicio para otro y te llenará de vida.
La 4º condición es que nos sobre suficiente vida como para compartirla con los demás. Eso implica que, aún en medio de mis propias dificultades, yo comparta la vida. No supone esperar las mejores condiciones de orden, economía, situación personal, etc… eso es escapismo. Incluso tener tiempo para los otros y entregar la vida, nos revitaliza y nos llena de vida.
Hoy al igual que Jesús, nos lo decimos a nostros y se lo decimos a los demas: “Levantate, no lloremos más, nos pongamos de pie”.
(…) El grito de Jesús en la cruz es la concentración de todos los ayes y gritos del mundo: dolor y confianza. Si entramos por allí, tal vez todos los dolores y gritos humanos puede que conmuevan nuestro corazón de tal manera que salir de mí mismo para ir al encuentro de los demás sea connatural a mi hecho de ser hombre y mujer. (…) “Levantate, ponete de pie. La vida tiene mucho más para regalarte. No te puedo quitar tu dolor, pero sí anunciarte que hay Alguien atravesado por el dolor, que vive gozoso y alegre; es Dios y está vivo entre nosotros. Poné tus dolores en las llagas de Él y sabrás de resurrección”. Así se hará realidad las bienaventuranza, que los que lloran, los que tienen hambre y sed, los que son perseguidos, serán felices.
Padre Javier Soteras