Jesús dijo a sus discípulos:“El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.
Después dijo a todos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?
Palabra de Dios
P. Jorge Rodríguez de la Pastoral de Juventud de la Diócesis de Lomas de Zamora
Queridos amigos de los jueves. Al comienzo de esta cuaresma, el Señor nos reúne en torno a su Palabra. Jesús nos anuncia que va a tener que padecer mucho, que será condenado a muerte, pero que resucitará al tercer día. Los discípulos no entendían de qué estaba hablando. Y después, nos dice que el que quiera seguirlo: niéguese a sí mismo y cargue con su cruz cada día. Es que el seguimiento de Jesús pasa necesariamente por “despojo”, por el negarse uno mismo, para estar disponible.
El Papa Francisco nos invita a vivir esta cuaresma como un tiempo adecuado para despojarse. Jesús se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cfr. 2 Cor 8,9). Nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. El Papa nos advierte que la verdadera pobreza duele, y que no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial.
Vivamos esta cuaresma como un tiempo especial para volver a Jesús. Dejémoslo que nos renueve desde adentro, que renueve nuestro compromiso, nuestro discipulado. Que el Espíritu Santo nos haga “vivir como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo” (2 Cor 6, 10), que él sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia.