Evangelio según San Juan 8,51-59.

domingo, 6 de abril de
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Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”.

Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”.

Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”.

Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”. 


Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.


Palabra de Dios


 


 P. Jorge Rodríguez de la Pastoral de Juventud de la Diócesis de Lomas de Zamora 


Queridos amigos de Oleada Joven, este jueves nos encuentra reunidos frente a la palabra de Jesús en la que vemos cómo la tensión entre los Fariseos y Él va creciendo cada vez más.

El problema central es que Jesús se hace igual al Padre. En la mentalidad de los judíos eso no podía ser de ninguna forma: hacerse Dios igual que el Padre era una blasfemia. Sin embargo, Jesús cambia la cuestión y pone las cosas sobre la mesa. Jesus tiene un sueño, y ese sueño es hacer presente la Gloria del Padre entre los hombres. Gloria que consiste en hacernos conocer cuánto nos ama. Y frente a esto, surge una pregunta: Jesús toda su vida buscó la Gloria del Padre, es decir, hacer presente ese Amor en medio de nosotros; nosotros, en nuestra actividad pastoral, ¿qué buscamos? ¿Buscamos la Gloria del Padre o buscamos la gloria humana? ¿Buscamos la Gloria de Dios o buscamos que nos glorifiquen a nosotros mismos?

Hoy la disyuntiva se vuelve a plantear. La Gloria de Dios o la gloria del hombre. Animate a hacerte esta pregunta en el tiempo de Cuaresma, justo antes de entrar en el Misterio Pascual en el que Cristo nos va a salvar. Si, poniendo delante de Jesús tu corazón, encontrás que no siempre buscas la Gloria del Padre, pedile que Él te renueve para que puedas entrar con fruto en el Misterio Pascual que celebraremos dentro de poco, para que Él renueve tu corazón y te haga cada vez más discípulo suyo y misionero para el Reino.

 

Oleada Joven