Evangelio según San Juan 13,1-15

martes, 8 de abril de
image_pdfimage_print

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. 

Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. 

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”. Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”. “No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”. “Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”. 

El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”. 

Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.” 

 

Palabra de Dios



 


 P. Jorge Rodríguez

 

Queridos amigos de Oleada Joven, en este Jueves Santo entramos en la intimidad de la cena con Jesús. Estamos donde se desarrolla el misterio de la obra. Jesús mira el mundo para hacer presente esta obra, para mostrarnos cuánto nos ama el Padre. Y ha llegado el momento en el que va a tener que enfrentar la prueba más difícil, la prueba de la Cruz.


Pero antes de eso, quiere compartir la última cena con sus amigos, para dejarnos un mensaje especial: “No hay Amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les pido. Y ese Amor se concretiza en el servicio. Yo que soy el Maestro y el Señor, les lavo los pies para mostrarles que no hay en el mundo poder más grande que aquel que se pone en servicio.”


Te invito a sentarte a la mesa con Jesús, a escuchar sus palabras y a elegir el servicio como estilo de vida, al modo de Jesús que, siendo el Señor y Maestro, no le tembló el pulso a la hora de sacarse el manto y ponerse a lavar los pies de sus hermanos.

 

Oleada Joven