Evangelio según San Juan 13,16-20

jueves, 15 de mayo de
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Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.

Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió



Palabra de Dios



 


 P. Javier Soteras Director de Radio María Argentina


 

La caridad tiene el poder maravilloso de hacernos parecidos a Dios. La caridad tiene el poder de perdonar, y de lavar los pecados. La caridad es signo de la predestinación nuestra a la Gloria definitiva.


Los creyentes solemos visitar como peregrinos los grandes santuarios, y las basílicas. Pero no debemos olvidar que el mayor santuario, y el más digno de veneración, es el cuerpo pobre de Cristo, el cuerpo sufriente de Cristo, el cuerpo preso de Cristo. A él debemos peregrinar como a una fuente atrayente de caridad, humanismo, mística y santidad.

A la tarde de la vida te examinarán en el amor, decía Juan de la Cruz.Y yo pregunto; ¿De qué amor nos van a examinar?


Del Amor que no has recibido de Dios, y que por tanto no has podido dar a los hermanos. ¿De qué amor te examinarán?


Del amor que has recibido de Dios y que por tanto, has podido darlo a los hermanos. Del que no diste y del que diste. De eso se nos va a preguntar al final. ¿Amamos o no amamos? ¿Lo que hicimos, lo hicimos por amor o cuáles fueron los motivos que movieron nuestros corazones a vincularnos con los demás? de tu amor, de cuánto entendiste el lenguaje del amor y de cuánto lo pusiste en práctica.


Cuando el Amor ocupa el centro de la vida, el otro comienza a ser alguien significativo, alguien que importa. El otro comienza a ser indispensable. Sin el otro es como que me falta el aire porque es el otro en donde el amor se expresa, desde donde viene el amor, y hacia donde el amor va. Es el vínculo con el otro al que llamo hermano, sin poder excluir a nadie, cuando de verdad me habita el amor de Jesús, donde mi vida toma verdaderamente sentido.


¿Quién es el otro? Es figura y es imagen de Dios, es rostro de Dios, muchas veces, ensombrecido, desfigurado, desatendido, sin apariencia humana. Los otros son camino y yo soy camino para los otros que conducen a Dios, somos caminos abiertos al encuentro. Es una clave, es una llave de interpretación real de la Vida, con mayúscula. El otro se transforma en un pedagogo, en un educador de mi sensibilidad. 


Dios, amor, regala eso, y mucho más en un vínculo genuino de caridad fraterna donde el otro empieza a ser como el aire para mi, sin el otro no puedo existir cuando verdaderamente me he encontrado con el evangelio, con la verdad de Jesucristo.


 

 

Oleada Joven