Evangelio según San Mateo 5,13-16.

martes, 10 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.


Palabra de Dios



 


 

Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno


Queridos hermanos y hermanas, en esta semana posterior a Pentecostés, nos unimos en lo que la Iglesia llama, la semana de la unidad de los cristianos, nos unimos para rezar por: “Que todos sean uno” para que tu y yo, como dice Jesús en su diálogo con el Padre, que somos uno, reflejemos la unidad en la Iglesia y en el mundo.Y para esto viene al dedillo el evangelio de hoy  donde Jesús nos dice que seamos sal de la tierra y luz del mundo, es decir, sabor e irrupción en la oscuridad del mundo.


Somos cristianos y tenemos una responsabilidad, no podemos escaparnos de lo que somos ni de lo que tenemos que hacer, porque justamente el mundo necesita esa luz que nosotros tenemos, y esa luz, es el espíritu de la unidad que se ha sellado en nosotros, mediante el Espíritu en este fin de semana pasado y en todo este tiempo en el que valoramos la presencia del Espíritu Santo. Seguimos pidiendo que Él anime nuestra vida, nuestra existencia, nuestras relaciones humanas, también nuestra relación con Dios.

 

Ser sal y luz, porque Dios nos ha guiado al conocimiento de la verdad para hacernos miembros de su cuerpo mediante el vínculo de una misma fe y un mismo bautismo, por eso, hoy rezamos por la unidad del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, por la unidad de todos los cristianos,  por la unidad de todos los creyentes y también por la unidad de todos los hombres de buena voluntad, los que buscan con sinceridad, la verdad y la justicia.


 

Los bendigo y les deseo todo bien y que este evangelio de ser sal y luz cale hondo en el fondo del corazón de todos y cada uno de nosotros.


 

Que Dios los bendiga.

 

 

Oleada Joven