Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.
“¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú”.
Palabra de Dios
Reflexión Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno
Queridos hermanas y hermanos, en la lectura de hoy constatamos que Jesús experimento el rechazo y el conflicto con los más cercanos, cuando el Señor dice: “Ay pobre de tí, Corozaín! ¡Pobre de ti, Betsaida”. Eran poblaciones de Galilea, de la provincia donde Jesús se crió y comenzó su actividad itinerante anunciando el Reino de Dios. Sus vecinos no quisieron abrirse a esta novedad y por eso Jesús se lamento: “Ay de ustedes”. Esta expresión, es tambien un aviso para todos nosotros, los cercanos.
La gracia de Dios se desparrama, la gracia de Dios actua, la gracia de Dios esta siempre ahi, cerca para que la asumamos, los que tal vez, tenemos la tentación de considerarnos ya salvados quizas podemos perder la ocasión de renovar nuestro encuentro y nuestro compromiso con el Señor. Sepamos, queridos hermanos y hermanas descubrir que el Señor nunca nos abandona, siempre nos ofrece su gracia.
El evangelio de hoy, es como una triste queja, a corazones, familias, personas, comunidades, y a una sociedad que ha recibido muchos dones , muchos bienes de arriba y que muchas veces, no estamos a la altura de las circunstancias. Que hermoso, que felices nos sentimos, que realizados nos hallamos cuando nos abrimos a los dones, a la gracia de Dios aprovechando sus regalos, viviéndolos y haciéndoselos vivir a los demás.
Que el Buen Señor los bendiga y los acompañe, queridos hermanos y les conceda a cada uno, la gracia que mas necesiten.