Evangelio según San Mateo 13,31-35

jueves, 24 de julio de
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También les propuso otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”.

Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.

Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.



Palabra de Dios




 


P. Germán Lechinni Sacerdote Jesuita. Director del Centro Manresa que pertenece a la Pastoral juvenil y vocacional de la Compañia de Jesús en Argentina y Uruguay 

 

 

Pequeño es el grano de mostaza, que llega a ser grande…
Pequeña la porción de levadura, que alcanza para leudar toda la masa…


En el Evangelio de hoy, el Señor nos alienta y mucho a todos nosotros. Nos alienta a vivir con entrega y perseverancia el pequeño esfuerzo cotidiano, con que ayudamos en la construcción del Reino ¡Sí! Muchos de nosotros no haremos hoy cosas espectaculares, seguramente, la mayoría de nosotros no seamos noticia ni hoy ni nunca y, sin embargo, con nuestra pequeña entrega diaria podemos ayudar y mucho en la construcción del Reino. El Señor lo dice en forma de parábola: no necesito de ustedes grandes acontecimientos, porque el Reino se teje en lo pequeño. Hoy el Señor nos llama a la fidelidad en lo pequeño, en lo humilde, en lo secreto.


La Madre Teresa de Calcuta supo decir algo genial, en una oración y con una imagen hermosa, acierta a transmitirnos el corazón de las parábolas de hoy. Dice Madre Teresa: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar… Pero el mar no sería el mismo si le faltara esa gota”.

Acierta nuestra santa, lo grande del Reino se juega en lo pequeño de un grano de mostaza, de un poco de levadura. Lo grande del Reino se juega en esa inmensa catarata de gestos pequeños con que a diario el Señor nos invita a construir el Reino. Una sonrisa a tiempo, una palabra de aliento, un abrazo de paz, un escucha atenta al hermano… Son todos pequeños gestos con que podemos edificar el Reino de Dios en la tierra.

¡No estemos a la espera de algo grande, vayamos a lo pequeño!


A ejemplo de Jesús, que gustaba hablar en parábolas, termino compartiendo con ustedes un pequeño cuento…

Cierto día, caminando por la playa un joven se encontró con un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto como se acercó se dio cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, el joven interrogó a aquel hombre sobre lo que estaba haciendo:
“Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano… Como ves, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla, si no las arrojo de nuevo al mar morirán aquí por falta de oxígeno”.

“Entiendo –contestó el joven-, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas, son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido? ¿No ves que nada cambia? ¿No te das cuenta que no vale la pena?

El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar le respondió: “¡Para esa estrella sí tuvo sentido! ¡sí que valió la pena! ¡sí que cambió su vida!”.

Queridos amigos de Oleada Joven, pidamos la Gracia de no olvidar lo que Jesús nos dice hoy: Pequeño es el grano de mostaza, que llega a ser grande… Pequeña la porción de levadura, que alcanza para leudar toda la masa… Pidamos la Gracia de construir, cada día, con pequeños gestos, la venida de algo grande: el Reino.

¡Que así sea!

 

Oleada Joven