Evangelio según San Mateo 21,33-46

lunes, 29 de septiembre de
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Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.


Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’.


Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”.


Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».


Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”.Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?


Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”.Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos.Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.


Palabra de Dios




 

 

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