Evangelio según San Lucas 13,1-9

martes, 21 de octubre de
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En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.


El les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”.


Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.


Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’.Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'”.


Palabra de Dios




 Reflexión:  P. Juan Martinez


 

Buen día a los amigos de Oleada Joven. El Señor sale a nuestro encuentro con su Palabra y espera de nosotros una sincera adhesión.

Hoy el Evangelio de Lucas que acabamos de escuchar nos relata en primer lugar el encuentro de Jesús con algunas personas que le hacen un planteo: si la sangre de aquellos galileos mezcladas con la de los sacrificios era una especie de reparación por algo malo que habrían hecho. A la respuesta con un interrogante la responde el mismo Jesús.

Sin embargo, fuera de Lucas 13,1, no hay información alguna sobre una matanza de galileos producida en el Templo durante el ofrecimiento de sacrificios. Ahora bien, muchos creen que éstos, asesinados o agredidos por otras personas, o los que padecen las consecuencias de accidentes o catástrofes naturales (13,4), están recibiendo el castigo de Dios por causa de su pecados.

Jesús enseña que ese dolor y esa muerte no es un castigo por los pecados aunque no deja de advertir que se conviertan, porque correrán peor suerte. ¡Por tanto, mientras es tiempo, que cambien de vida! (Lc. 13. 3.5)

La otra imagen del evangelio, es la parábola de la higuera sin frutos. Jesús enseña que Dios da tiempo y auxilio para que la persona dé los frutos que él espera de ella.

En este tiempo final de la historia de la salvación que inauguró el Mesías, hasta que Él venga, es tiempo de decisión personal y de frutos, los propios de un seguimiento fiel y alegre del Señor al que se espera.

Conversión y frutos es a lo que nos desafía el Señor en su Palabra. Que el encuentro con Él, ahora en su Palabra y a lo largo del día nos haga más cercanos y fecundos en el seguimiento.

El Señor te bendiga y buen sábado.

 

Radio Maria Argentina