Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección,y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda.Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia.Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.
Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan,pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”.Y ya no se atrevían a preguntarle nada.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez
Buen día amigos de Radio María recibimos el anuncio de la Buena Noticia de Jesús en la memoria de Santa Cecilia, patrona de la música.
En el pasaje de hoy los saduceos, el partido de la aristocracia sacerdotal, cuestionan a Jesús. Se diferencian de los fariseos porque, entre otras cosas, niegan la resurrección de los muertos.
Para ridiculizar la creencia en la resurrección, le presentan a Jesús un caso hipotético basado en “la ley del levirato”, ley del Antiguo Testamento (Dt 25, 5-6) que ordena que si un hombre muere sin hijos, para evitar que su herencia pase a la familia de su mujer, la viuda debe casarse con el hermano del difunto. Si cumpliendo esta ley, una mujer se casa en forma sucesiva con varios de los hermanos de su esposo difunto, “en la resurrección de los muertos, ¿de cuál de ellos será esposa?”
Jesús les responde que están en un error cuando niegan la vida después de la muerte física. Dios sigue siendo fiel, aún después de la muerte de cada persona, por eso es ahora y siempre el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y por esto los patriarcas viven.
Además, Jesús les demuestra que la pregunta que han planteado es errónea. Ellos hablan como si la resurrección fuera continuación de la vida terrenal, pero no es así, porque los resucitados vivirán en otras condiciones de vida, como los ángeles en el cielo.
Cuánta similitud la situación que relata el Evangelio con los embates que padeció Santa Cecilia, la experiencia de ridiculizar el mensaje de una vida íntegra en la presencia de Dios. Esto por un lado nos desafía y por otro nos consuela. A ninguno nos ahorra la fidelidad al Evangelio y el cumplimiento de la voluntad de Dios atravesar incomprensiones, el mal rato y hasta el ridículo. La entereza de Santa Cecilia hasta el martirio es una buena ocasión para renovarnos en fidelidad en las incomprensiones. A la mayoría de nosotros tal vez el Señor no nos pide el martirio cruento pero si nos desafía a la respuesta fiel. Especialmente a Vos, Joven, que el Señor en su Palabra y la intercesión de Santa Cecilia te mantenga fiel y no de cualquier manera sino en actitud de alabanza aún en la hora cruel.
Dios te bendiga, saludo especial a los músicos en su día y que tengas un buen sábado.