Señor: Gracias porque tus hombros llevan mis cargas. Gracias porque tus brazos siempre están abiertos. Gracias porque no me quieres ver arrastrado por la vida. Gracias porque no me quieres ver angustiado. No me quieres ver agobiado de preocupaciones. Gracias porque tu prefieres cargar con nuestras penas. Gracias porque en tu corazón siempre encontraré consuelo. Gracias porque me pides pocas cosas. Sólo me pides amar. Me pides mis brazos para abrazas a mis hermanos. Me pides mis hombros para ayudar a llevar las cargas de los demás. Me pides mi corazón abierto siempre a mis hermanos. Me pides unos brazos como los tuyos. Me pides un corazón como el tuyo. ¡Gracias!
Padre Clemente Sobrado