Poné tus manos sobre mí, Jesús,
tus manos humanas, curtidas y traspasadas;comunícame tu fuerza y tu energía, tu anhelo y tu ternura,tu capacidad de servicio y entrega.
Poné tus manos sobre mí, Jesús,y abrí en mi ser y vida surcos claros y ventanas ciertas para el Espíritu que vivifica.Librame del miedo y de la tristeza, de la mediocridad y de la pereza.
Poné tus manos sobre las mías, Jesús, dales ese toque de gracia que necesitan;traspásalas, aunque se resistan, hasta que sepan dar y gastarse y hacerse reflejo claro de las tuyas.
Déjame poner mis manos en las tuyas con heridas y llagas vivas, manos libres, fuertes y tiernas, que abrazan. Amén.
Mauricio Baeza