Estás ahí… llamándome

sábado, 22 de febrero de
image_pdfimage_print

Llega el tiempo de mirar hacia delante. Volvemos al trabajo, al ritmo cotidiano de los días y esto tiene algo de monótono – vuelta a la rutina-, y al mismo tiempo algo de novedoso, ¿qué me deparará este año?. Tiene algo de cómodo -ya se sabe lo que viene-, pero también algo de inquietante, ¿todo estará bien?.

Poco a poco fueron pasando los días de descanso y volvemos a nuestras actividades y surge esta pregunta: ¿Qué querrá Dios de mí?  Un nuevo comienzo es una ocasión privilegiada para respirar hondo, tragar saliva y empezar a caminar con cierta energía, tomando las riendas del año. Y eso, con los pies muy en el suelo, y la mirada al frente. El desafío será ir descubriendo a qué soy llamada y para esto no hay recetas, porque Dios no acostumbra a mandarnos un sms ni ángeles mensajeros. Pero es un camino que recorreremos juntos, y confiando en Él sé que todo irá bien. La vida me propone nuevas experiencias, proyectos distintos, horizontes diferentes desde los rostros que aparecen ahora en mi vida. Desde las enseñanzas que he aprendido últimamente. Desde un libro que me despierta ideas y una propuesta que me invita a ingresar en terrenos desconocidos. Dios está ahí. Llamándome,  esperándome para que sea su timón en este tiempo, en este lugar, con esta gente.

 

Como quisiera volver a ser ese niño de antes  para poder aprender 

lo que no entendí de grande, para corregir errores,  para reencontrar el rumbo,  para que nos demos cuenta,  que vamos creciendo juntos. 

Se puede cambiar el mundo si vamos creciendo juntos. 

Llévate una sonrisa a la puerta de la escuela,  cargando en tu mochila al futuro que te espera. 

Vamos de la mano niño,   a abrazar nuestro destino. 

De números y palabras también se hacen los caminos. 

Vamos niño a la escuela  que ya empieza un nuevo día. 

Tienes el derecho de crecer y de estudiar. 

Vamos niño adelante, caminando hacia la vida, 

tienes el derecho de aprender y de soñar.  

 

Gladis Espiro