Servidora alegre del Señor

lunes, 14 de abril de
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Paola es una religiosa de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Asís. Llegó a Concordia desde Italia hace 3 años junto con las hermanas brasileras María Aparecida y Andreza., quien hace pocos meses regresó a Brasil y hasta hoy  vivió en su casita de Barrio Constitución -un hogar para todos aquellos que  vamos a compartir un lindo momento-  junto a  las hermanas Bety, María  y Larissa, una joven novicia. Como Francisco de Asís, prefieren a los más pobres, los marginados, excluidos, por eso viven entre los más humildes.
Suor Paola ha sido una persona que ha brillado con luz propia en el paso por nuestra ciudad. Su tarea siempre ha sido una  anónima, silenciosa, pero necesaria; desprendida de todo para estar al servicio de quienes más necesitan.  Con una  “chispa”  muy especial, semejante a un rayo de luz, de un lado para otro, siempre dispuesta y  comprometida.
Su trabajo en la parroquia San Francisco en el Barrio Constitución, en el equipo de Si conocieras el don de Dios, en la Pastoral de Adicciones de la Parroquia de Pompeya, con los jóvenes de dicha parroquia, en la  Pastoral Juvenil Diocesana, con los jóvenes de Catedral San Antonio de Padua,  dando mucho amor, tiempo y consejos también nos habla de su compromiso firme con  nuestra comunidad.
Religiosa de feliz sonrisa, simpática, inquieta, eternamente preocupada por las familias de su comunidad, trabajadora incansable y abiertamente comunicativa , su presencia siempre  representaba un ejemplo de constancia que nos servía para seguir adelante. Pequeña de cuerpo, pero gigante de corazón.
Obedeciendo los designios de su congregación,  ahora su presencia es requerida en tierras necesitadas de su bondad, de sus ganas  para seguir trabajando para el Señor. Este don que la invita a estar pronta para ir dondequiera que es enviada; para la misión y sus riesgos, disponible y fuerte  en la fe para dejarlo todo, por llevar el Mensaje de Jesús.
Se va a Méjico igual que todo este tiempo que  ha estado  con nosotros, de forma anónima, pero  estamos convencidos quienes la queremos que desde que recibió su obediencia  en su español  aún a medias, se va cantando :

“Llevame donde los hombres necesiten tus palabras,
necesiten mis ganas de vivir,
 donde falte la esperanza, donde todo sea triste
 simplemente por no saber de ti”.

 Su  misión aquí termina, pero en nuestros corazones siempre será un miembro de la comunidad en la distancia, porque para los Hijos de Dios, uno sólo es el mundo que compartimos y uno sólo el Reino por el que trabajamos.
Paz y Bien  Paola, gracias por todo lo que nos enseñaste con tu testimonio, te deseamos mucha felicidad  en este nuevo andar que comenzás, y esperamos que recuerdes que siempre serás parte de nosotros. ¡Que Dios te bendiga hermanita!

 

 

 

 

 

Gladis Espiro