Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.
Estamos arrancando el año y nos encontramos en este día con este Evangelio que puede ser fundamental para ubicarnos en nuestro ser Cristianos. Porque hoy más que nunca tenemos que ser consientes de nuestra vocación de bautizados, saber cuáles son nuestras condiciones. Conocer de verdad cual es el rol que nos toca desarrollar. Dejemos de lado las distracciones, la nubladez, la pasividad. El mundo, todo lo que nos rodea necesita de la Buena Noticia de Jesús y nosotros somos los que tenemos que comunicarlo.
Nos apoyamos en el Evangelio para saber de nuestra condición, las palabras que pronuncia Jesús también la podemos hacer nuestra pues no nos olvidemos que al ser bautizados somos otros Cristos vivos. Es por eso que te invito a que escribas en una hoja o cartulina o afiche el pasaje del Evangelio de hoy (Versiculos 18 y 19) y pegarlo donde puedas verlo todos los días para saber que es lo que tengo que hacer durante todo este año. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.
No nos olvidemos entonces a qué estamos llamados como bautizados o seguidores de Cristo y renovemos nuestra vocación todos los días con la ayuda del Evangelio de hoy.
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