Detenerme, contemplarte y dejarme contemplar

sábado, 28 de septiembre de
image_pdfimage_print

Detenerme, contemplarte y dejarme contemplar

Señor, ayúdame a encontrar el equilibrio entre la contemplación y la acción,

entre mis propósitos y tu voluntad, entre la fe y la razón

y el corazón y la cabeza.

Ilumíname para  callar cuando tenga que callar,

y para pronunciar palabras prudentes y discretas cuando tenga que hablar;

solo así podré escucharte y saber que quieres de mí.

Acalla con tu poderosa voz mi ego, mis deseos humanos de aparentar más;

porque no quiero ser cristiano de palabra, sino de alma.

No quiero, Señor, correr ni gritar;

enséñame a caminar más despacio y a susurrar,

como hiciste durante tus treinta años de vida familiar.

Apacienta mi mente, sosiégala;

hazme capaz de escuchar las respuestas que todos los días me das,

y yo disfrazo con más preguntas.

No puedo ocultarte nada, no vale la pena;

pero si puedo entregarte mis pensamientos, mis palabras, mis miedos, mi ansiedad y mis gestos, para que los sigas transformando y moldeando a tu modo.

Hazme entender que tus tiempos no son los míos;

no dejes que me deslumbre ninguna otra luz que la tuya.

Muéstrame cómo esperar en Dios sin esperar de Dios;

no quiero usarte según mi conveniencia.

Despréndeme de todo lo humano que se resiste

y hazme descansar en tu Presencia.

Aunque duela, quiero ocupar el lugar

que Vos pensaste para mí.

AMÉN

 

Lucas Romero