Recuerdo una vez que mientras oraba las preces de la Liturgia de las Horas me interpeló una pregunta incómoda: yo, ¿realmente creo en lo que estoy orando? ¿creo que es posible?. Y la verdad, era que en ése momento, no. Simplemente, en vez de rezar estaba leyendo “palabras hacia fuera”, sólo las repetía sin darle chance que ellas rozaran la intimidad de mi corazón.
Particularmente, recuerdo que éste cuestionamiento me alcanzó cuando pedía por la paz mundial, pero en mis adentros lo creía imposible.
Tengo que agradecerte Dios, por haberme despertado y sacudido en medio de palabras que para mí sólo eran lindos deseos. Pero debo confesarte algo, aún me parecen imposibles y por ello, posibles. Es que creo, Te creo…
barrilete
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