Evangelio según San Juan 3,22-30.

viernes, 11 de enero de
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"Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a Judea. Permaneció allí con ellos y bautizaba. Juan seguía bautizando en Enón, cerca de Salim, porque había mucha agua en ese lugar y la gente acudía para hacerse bautizar. Juan no había sido encarcelado todavía.
Se originó entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío, acerca de la purificación. Fueron a buscar a Juan y le dijeron: "Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán y del que tú has dado testimonio, también bautiza y todos acuden a él". Juan respondió: "Nadie puede atribuirse nada que no haya recibido del cielo. Ustedes mismos son testigos de que he dicho: 'Yo no soy el Mesías, pero he sido enviado delante de él'. En las bodas, el que se casa es el esposo; pero el amigo del esposo, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oír su voz. Por eso mi gozo es ahora perfecto. Es necesario que él crezca y que yo disminuya."

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Lo encontramos a Jesús que está bautizando. A ver esto los discípulos de Juan van y le dicen que aquel que estaba con él, a quien él habia bautizado, también lo está haciendo.Un poco para despertar los celos de Juan. Algo muy semejante pasa cuando los discípulos le dicen a Jesús que algunas personas estaban echando demonios en su nombre a lo que Jesús responde “no se lo impidan porque el que no está contra nosotros está con nosotros”.




Aca lo vemos a Juan mostrando todo su corazón. Él dice “yo no soy el Mesías”. Sabe muy bien quien es, cual es su lugar.

Él no es La Palabra; él es “una voz que anuncia en el desierto: preparen los caminos para el Señor”. Juan tiene claridad de cuál es su lugar, algo que nosotros tenemos que descubrir; cual es mi lugar en el Reino de Dios, en la historia, en este tiempo que me toca vivir.




Todos tenemos un lugar propio, especifico, un lugar de criatura y solo Dios es Dios. San Agustín decía que Juan no obtiene la alegría de sí mismo, el que quiere encontrar la causa de su alegría en sí mismo estará siempre triste, pero el que quiera encontrar su alegría en Dios estará siempre alegre poque Dios es eterno.




¿Querés tener una alegría eterna? Atate al que es eterno. Esto es lo que hizo Juan; es preciso que Él crezca y que yo disminuya.




Para ir finalizando compartiremos una frase de Douglas Malloch que nos puede ayudar a tomar este lugar de criatura y no el soberbio y mentiroso de creador:




Si no puedes ser un pino en la cima de la colina

sé maleza en él.

Pero sé la maleza justo al torrente.

Se arbusto si no puedes ser un árbol.

Si no puedes ser camino real, se atajo.

Si no puedes ser el sol, sé estrella.

No vencerás por el volumen

sino por ser el mejor de lo que seas.


 

 

 

Oleada Joven