Evangelio según San Marcos 16,9-15

sábado, 6 de abril de
image_pdfimage_print

 

"Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la semana. Se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.Ella fue a anunciárselo a los que habían sido compañeros de Jesús y que estaban tristes y lo lloraban.Pero al oírle decir que vivía y que lo había visto, no le creyeron.Después Jesús se apareció, bajo otro aspecto, a dos de ellos que se dirigían a un pueblito.Volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco les creyeron.Por último se apareció a los once discípulos mientras comían, y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían visto resucitado.Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación."

 

Palabra de Dios

 

 


Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco


1. Jesús se aparece a la Magdalena, y luego ella anuncia este encuentro: pero no le creen.
2. También se aparece a dos discípulos, dice el evangelio. Se refiere a los que conocemos como “discípulos de Emaús”. Y la conclusión es la misma: cuando estos dos le cuentan a los 11 que se encontraron con Jesús resucitado, ellos NO LE CREYERON.
3. Enseguida “se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado”.

 

Aparece claro, en estos tres tramos del evangelio de hoy, que Jesús desea la FE en sus discípulos: una fe que no se basa necesariamente en la experiencia personal, sino que también puede vivir de lo que otros han visto. Al menos, como parte inicial de un camino, puede ser más que suficiente creer porque hay otros que creen. Ir impulsados por el testimonio de otros que van adelante nuestro.

 

Algo parecido sucedió también cuando Tomás, el mellizo, no estaba presente cuando Jesús se aparece a los 11. Y al llegar, cuando los otros le cuentan, el dice: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré» Qué dice Tomás? Si la experiencia no es mía, personal, no creeré.
Pero con esto pierde una ocasión muy simple de creer, confiando en el testimonio de los demás, de los 11, que estuvieron efectivamente con el Resucitado. “Ahora crees porque has visto: felices los que crean sin ver”.

 

Estas son las palabras que Jesús le dice a Tomás, cuando se aparece por segunda vez, y que son un reproche cariñoso para él. Pero también esas palabras son una bienaventuranza para los que creemos, aún sin haber tenido una experiencia personal del Resucitado. Hemos recibido el don de la fe, por pura gracia de Dios, que se valió también de tantos hermanos y tantas hermanas que le creyeron y se entregaron plenamente al Evangelio. A quienes conocemos, algunos tal vez ya murieron. Y tantos que vivieron antes que nosotros, pero nos llegaron por sus escritos, por los testimonios de otros. Una verdadera “nube de testigos”, de santos, de mujeres y hombres felices que le creyeron a Dios.
Avancemos por el camino de la fe, impulsados por tantos hermanos, poniendo toda nuestra confianza en el Señor, hasta que le veamos, Resucitado, cara a cara.

 

 

 

 

Oleada Joven