Evangelio según San Juan 3,16-21

martes, 9 de abril de
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"¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas.Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios.»

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Cristian Salomón Encargado de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Rosario



Es una alegría poder compartir con ustedes, por medio de Oleada Joven el Evangelio del día.

 

Estamos en la segunda semana de Pascua, nos alumbra desde el Lunes el capítulo 3 del Evangelio de Juan, que culmina mañana Jueves, el diálogo de Jesús con Nicodemo.

 

Varias lindas y nuenas noticias que me resuena del Evangelio y les comparto:

 

“Dios amó tanto al mundo que entrego a su Hijo para que todos tengan Vida eterna” ¡Que bueno que el mismo Jesús nos muestre y nos diga hasta donde llega el Amor del Padre Dios al mundo!

 

“El Hijo vino para Salvar, no para condenar” ¡Que bueno que de este Amor de Padre todos estemos beneficiados, porque todos podemos salvarnos. ¡El Padre y el Jesús sólo quieren Salvarte!

 

“El que Cree en Él se salva” ¡Renovándote y aceptando a Jesús, te salvás!

 

 Pensaba y resonaba en mí que en este tiempo de Pascua, tiempo de alegría, de libertad y comunión fraterna, que bueno sería que puedas mirarte y dejarte mirar por el Resucitado que solo quiere salvarte ¿te lo imaginás mirándote y diciéndote: "¡Vine para salvarte!"? Bueno, cada día lo hace en cada Misa, en cada Eucaristía.

 

Pensaba también si yo estoy respondiendo a Jesús ésta mirada, con un corazón creyente, dejándome amar, salvar, amando y haciendo mío su mensaje, su vida.

 

Me preguntaba también si tengo la capacidad de dialogar con otro como Él lo hizo con Nicodemo, el Fariseo, escuchando sus preguntas y respondiendo con un corazón amado y apasionado por la voluntad del Padre.

 

El Señor renueve y revitalice en su resurrección tu fe y tu vida.

 

¡El Señor te bendiga!

 

 

Oleada Joven