Evangelio según San Juan 6,44-51

miércoles, 17 de abril de
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"Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escucha do al Padre y ha recibido su enseñanza. Pues por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre. En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna.Yo soy el pan de vida.Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.»

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: Monseñor Santiago Olivera, Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

 Podemos ver como Jesús comienza el Evangelio, conociendo que el misterio de su persona solo se lo puede captar desde la fe, “nadie puede venir a mi si el Padre no lo atrae, sino el que me envió”.


En este Evangelio podemos ver que Dios siempre es primero; es algo muy lindo, como muy consolador. Siempre es el primero en amar, en buscar, en perdonar, como diría nuestro Papa Francisco, “Dios siempre nos primerea”, así cuando era cardenal tenía esta manera de hacernos entender esto de Dios.



Él nos elige, nos espera, nos busca; Él deja que lo encontremos, lo encontramos al que nos ha buscado primero, siempre esto es de mucho consuelo.
Nuestro caminar en la vida es ir al encuentro de Dios en la fe. San Agustín haciendo un comentario sobre este texto del Evangelio se pregunta ¿En qué consiste esta atracción del Padre que suscita la fe? Y responde algo claramente “lo que suscita es el amor”.

Cristo es la palabra personal de Dios, la palabra que se comunica, que se nos da, es una palabra que se nos da amando, se nos da amando de tal manera que entrega su propio cuerpo, su vida. Esto que llega a decir el texto del Evangelio “Yo soy el pan de vida, Yo soy el pan bajado del cielo, el pan vivo bajado del cielo, quien coma de este pan vivirá eternamente”.




Le pidamos al Señor que nos ayude a profundizar y a caminar en este misterio en el cual se hace carne, hombre y alimento.
Así como en el tiempo de Jesús se decía "¿no es este hijo de José, no es hijo de María, no es el hijo de José y María?….

El misterio de la encarnación les costaba, también a nosotros el misterio de la encarnación, este ser pan que da vida, debe ser motivo de renovarnos en la fe, la persona del Padre suscita en nosotros la fe y se responde con el amor, el amor es la que incluye la comunión.


Hoy vamos a pedirle a Jesús que nos deje en verdad acercarnos a Él, que es pan de vida, que cuando comulgamos sepamos que comulgamos con su Palabra, además de recibir su cuerpo y que el Señor nos ofrece la vida.
Que Dios los bendiga y que la Palabra sea nuestro alimento y nuestro pan cotidiano.



 

 

 

 

Oleada Joven