Evangelio según San Juan 14,23-29

viernes, 3 de mayo de
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"Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado. Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo. Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo. Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan ustedes crean."

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Maximiliano Turri , asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús

 

 

“Iremos a él y habitaremos en él” afirma Jesús. Habla en plural, habla del paso que iría a vivir volviendo a Su Padre. Él cumple su misión y finaliza su obra de Amor entregándose en sus manos. Jesucristo nos habla de la intimidad que vive con Él, la relación personal y exclusiva con su Padre.

Y nos habla de la relación de amor compartida con nosotros, la posibilidad de formar parte de la misma vida Divina. Así el evangelio de hoy es una invitación a experimentar la relación en la oración, en la vida que nos alcanzó desde el Bautismo.

Es desde el Bautismo cuando empezamos a relacionarnos con Dios. Desde ese momento somos constantemente invitados a participar de su misma vida y dejarnos trasformar por Su presencia. Esa presencia no es otra realidad que el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad y quién nos hace sentir en el corazón el “calor” Divino.

“Habitaremos” que es lo mismo que decir: “queremos entrar, déjennos estar”. Es casi como un pedido, como un deseo, como una súplica. Todo, absolutamente todo lo que Dios hace puede decirse con seguridad de que lo ha hecho para que “habiten” en nosotros. Para que participemos de su misma vida, de su presencia y de su intimidad. El gozo al que Jesús nos invita es el gozo de vivir esta intimidad, esta presencia. Vivir una vida plena en su presencia, sabiendo que estemos donde estemos siempre nos acompaña la presencia de Dios Espíritu Santo y desde Él nunca sentirnos alejados.

Vos que estas escuchando y que sentís que Dios es algo lejano o algo que nada tiene que ver con los que estás haciendo o en cómo es tu vida; sabé que no es así, que dentro tuyo hay una presencia Divina que quiere manifestar toda su presencia, toda su vitalidad. Basta que esa presencia puede desplegar toda su fuerza y energía y es ahí donde necesitamos la ayuda de los sacramentos. En especial la Eucaristía y la confesión, como así también la oración diaria con la Palabra de Dios. Todos los sacramentos son medios que tenemos para que esa presencia Divina dé frutos y se manifieste en nosotros lo que habita desde nuestro Bautismo.

Entonces es muy buena la oportunidad para preguntarnos hoy: ¿Cuál es la fecha de tu Bautismo? Porque ese día tenemos que celebrarlo y festejarlo, porque desde ese día Dios quiere desplegar su presencia en nosotros y manifestar todo lo que es capaz de hacer.

Dejemos que Dios nos muestre lo que quiere hacer en nosotros. Abramos nuestros corazones al Espíritu Santo y no dejemos de maravillarnos por lo que quiere hacer a través nuestro.

¡Que tengas un hermoso día y que Dios te bendiga!

 

 

 

 

 

Oleada Joven