Evangelio según San Marcos 10,46-52

jueves, 30 de mayo de
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Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten ompasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» Y él, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.

 

Palabra de Dios

 

 


 

Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

El evangelio es muy conocido, es un texto muy profundo y rico para nuestra vida, Jesús que sale de Jericó acompañado de sus discípulos y con una gran multitud, el hijo de Timeo, Bartimeo dice las escrituras, el mendigo ciego estaba sentado junto al camino y al enterarse que pasaba Jesús empieza a gritar “Jesús, hijo de David, ten compasión de mi”. Este texto podríamos interpretarlo de dos modos, una parte la acción de Bartimeo y otra, la acción de aquellos que lo querían hacer callar, que lo reprendían, que decían que se calle, sin embargo, Bartimeo gritaba fuertemente porque confiaba porque era un amor prudente de lo que podía hacer el Señor que pasaba.

 

Es muy lindo por una parte, agudizar asi como el Señor lo escucho y lo mando a llamar, este texto también nos habla de vocación, porque es una llamada de Jesús a Bartimeo que lo deja todo, se pone de pie y va al encuentro con Él. Los discípulos, los otros que lo querían hacer callar, lo reprendían porque no supieron comprender a aquellos que estaban al margen del camino.

 

Hoy debemos estar muy atentos para saber escuchar y atender para estar al servicio para aquellos que están al borde del camino necesita de nuestra ayuda, que dicen “Jesús ten piedad de mi”, quizá a nosotros a cada uno nos puedan llamar para que tengamos piedad, sepamos escucharlos, para que sepamos comprenderlo, incluirlos.

 

Por otra parte, también tenemos que ver las claves en este texto son la fe y el seguimiento, porque por la fe primero gritaba a Jesús, ten piedad de mi, por la fe cuando le dijeron “animo, levántate Él te llama”, el ciego salto y fue hacia Jesús y el pregunto, que quieres que haga y el responde, que pueda ver, este seguimiento nos dice la clave, que pueda ver, la primera comunidad cristiana vio en este texto una catequesis bautismal, la fe suplicante, la fe del ciego alcanza este favor de Dios.

 

La ceguera y la visión son signos en la escritura de la interioridad y de la fe, también es un gran don de Dios: Ver. Nosotros también frente a Jesús podríamos ser como Bartimeo que le decimos “ten piedad de mi Señor”, y podemos decir haz que vea, haz que vea qué tengo que hacer , haz que vea que tengo que responder, haz que vea que tengo que vivir. Pidamos a Jesús, a la luz de este texto, a la luz de Bartimeo, que vea, que veamos lo que Jesús quiere y podamos prontamente ponernos de pie, seguir a Jesús, al Maestro en los verdaderos caminos, que Dios nos bendiga.

 

Oleada Joven