Evangelio según San Mateo 5,33-37.

viernes, 14 de junio de
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Ustedes han oído lo que se dijo a sus antepasados: «No jurarás en falso, y cumplirás lo que has jurado al Señor.» Pero yo les digo: ¡No juren! No juren por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, que es la tarima de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran Rey. Tampoco jures por tu propia cabeza, pues no puedes hacer blanco o negro ni uno solo de tus cabellos. Digan sí cuando es sí, y no cuando es no; cualquier otra cosa que se le añada, viene del demonio.


Palabra Dios

 

 


Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 
Jesús, que está haciendo una reinterpretación de la ley, le va dando, diríamos en criollo, una vuelta de rosca porque no anula el Antiguo Testamento, la Ley, los Profetas, sino que viene para dar cumplimiento, para encontrar el espíritu que animaba aquellas leyes, aquello ordenamiento que los judíos vivían.

 

Y acá la reinterpretación que hace es de este mandamiento que dice “no jurarás en falso, y cumplirás lo que has jurado al Señor” Jesús  dice “no juren”, que determinante que es su afirmación “no juren” por nada, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por tu propia cabeza. Porque en realidad Jesús nos hace poner frente a este hecho de que no somos dueños de nada; el cielo es de Dios, la tierra le pertenece y a la cabeza nuestra tampoco podemos cambiar ni un solo cabello de color. En realidad uno hoy día pensaría que talvez si podemos cambiar porque pensamos en las tinturas, pero las tinturas cambian por fuera, en realidad, el pelo sigue siendo del mismo color que tenías es solamente una apariencia de otro color.

 

Bueno entonces a qué nos invita Jesús, a tener un corazón veraz y cuando sea si digamos que “si” y cuando sea no digamos que es “no” y punto,ninguna otra cosa más, lo demás viene del maligno, del enemigo, del demonio dice Jesús. Lo que añadamos después, no es cristiano. Qué implicaría este poder decir simplemente cuando sea si decir “si”, el decir siempre la verdad, si nosotros decimos siempre la verdad ya sabemos que el que nos crean o no, no depende de nosotros depende de que el otro encuentre confianza en mi. Y esa confianza la va a encontrar si realmente ha percibido siempre un corazón veraz.

 

Entonces el problema no está en decir una y otro juramento después de una afirmación sino en que nuestro corazón sea realmente veraz, que siempre digamos las cosas como son. Al pan, pan y al vino, vino.

 

 

 

Oleada Joven