Evangelio según San Lucas 9,1-6

miércoles, 25 de septiembre de
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Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades.

Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos,diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”.

Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes

 

Palabra de Dios



 


 

Reflexión: Monseñor Santiago Olivera | Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje


El texto que hoy leemos es la elección de Jesús a los doce, vemos como también a demás de convocar a los doce, les da la directiva para cumplir esa misión a la cual son llamados.


Jesús llama y Jesús envía. Los doce que fueron convocados, han sabido ver, han sabido escuchar, la voz del Señor, que los invitaba a la misión. Y son llamados, a ser continuadores y colaboradores en la predicación del Reino de Dios. Ellos tienen que ir a hacer lo que han visto, y anunciar lo que han oído del mismo Jesús que es la proclamación del Reino, y tienen que hacerlo no confiando en su poder o en las cosas que tengan si no sólo confiando en la palabra de Jesús y en la fuerza del envio.


Tienen que evangelizar con su estilo de vida, dependiendo de la gente. Ahí en el texto mismo descubrimos como Jesús recomienda que permanezcan en la casa en donde se alojen, que reciban lo que la gente le da. Ésto es lo que tantas veces nosotros ministros experimentamos… la gran generosidad de nuestro pueblo.


Pero también están alertados por Jesús de los posibles rechazos, “si no los reciben sacudan hasta el polvo de sus pies”. Pero bueno, los apóstoles, los doce, fueron enviados con la fuerza de la Palabra y con ese poder el anuncio llegaba y el evangelio curaba en todas partes. Le vuelve a preguntar si somos felices, escuchando la palabra y la practicamos es donde encontramos la felicidad Por eso en este mes de la Biblia, que la palabra es nuestra clave, podríamos preguntarnos ¿Cómo encarnamos la Palabra, que acabamos de escuchar?


Y pienso acogiendo a los misioneros, a los que entregan su vida, a los ministros de la Iglesia, siendo solidarios, cercanos con ellos. La practicamos dejándonos sanar por la Buena Nueva Anunciada, la practicamos recibiendo con gozo la Palabra de la Salvación. Vivir nuestra vida con un oído atento al Señor, también, que puede convocarme a dejarlo todo y poner mi confianza solo en la palabra que llama y envía.


Un corazón disponible esta es la clave. Los Jóvenes que no solo piensan qué hacer sino que buscan desde la oración saber ¿qué pensó el Señor para mi? teniendo un corazón dispuesto. A veces ponemos nuestra fuerza,en otros medios que pueden ser eficaces pero para transformar el corazón y sanarnos sólo hace falta la Palabra y un oído atento y un corazón dispuesto. Dios provee todo lo demás, no hace falta ni dinero, ni alforjas, ni túnicas, sólo la Palabra.


Discípulos misioneros en nuestras comunidades vamos en nuestros trabajos, en nuestra familia, con nuestros amigos. Anunciemos con la vida la Palabra, la Buena Noticia de Jesús, esta es una manera de hacer vida, de practicar la Palabra que hemos escuchado.

 

Oleada Joven