Evangelio según San Mateo 18,21-35

lunes, 5 de marzo de
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Se adelantó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Señor, dame un plazo y te pagaré todo”.

El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: ‘Págame lo que me debes’. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: ‘Dame un plazo y te pagaré la deuda’. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: ‘¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?’. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Raúl Gomez sacerdote de la Diócesis de Mendoza

 

 

Nos encontramos en torno a la Palabra del Señor. En este día, el Evangelio nos presenta esta escena bíblica en donde aparecen Jesús y Pedro, que se acerca a preguntarle: “Maestro, ¿cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces?” Jesús le responde: “No, pedro. No hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” ¿Qué significa esto? Perdonar siempre.

En este tiempo de Cuaresma, que es el tiempo oportuno para volver fuerte mente la mirada al Señor, la invitación es clara y precisa: perdonar. Perdonar a nuestros hermanos, a aquellos que nos han ofendido. Y también saber pedir perdón, y hacer esta experiencia de sabernos perdonados, amados y salvados por el Dios de a vida, por el Señor que es rico en misericordia, de gran bondad y lento para enojarse.

 

En esta escena bíblica, Jesús no sólo le explica a Pedro, seguramente también a los discípulos y a la multitud que siempre lo sigue,. Les pone la imagen del rey y su empleado. Este rey que tenia el empleado que le debía diez mil talentos. Cuando fue a cobrarle la deuda, como el empleado no podía pagarle, e rey le propuso venderlo a él, a su esposa, sus hijo, su ganado y a todos sus amigos, a todos aquellos que estaban a su cargo para poder saldar la deuda. Sin embargo, este empleado se arrodilló, y le rogó que tuviera piedad de él y el rey le perdonó la deuda. Cuando salió, este empleado se encontró con un compañero que le debía solamente cien denarios, nada. Lo agarró del cuello casi hasta estrangularlo y le pidió que le saldara la deuda. Su compañero le rogó que le perdonara la deuda, le dijo que iba a pagar, que tuviera piedad. Sin embargo, este empleado hizo poner en la cárcel a su compañero hasta saldar la deuda. Cuando los otros empleados del rey se enteraron, se indignaron y le contaron al rey. Este se puso mal y le dijo: “¿No te había perdonado yo la deuda? Tu debías hacer lo mismo con tu hermano.”

 

Una imagen clara nos presenta el Señor a través de esta parábola, de este rey y sus empleados, el rey que perdona la gran deuda que tiene el empleado y sin embargo este empleado no tuvo compasión de su compañero que no le debía casi nada. ¿Cuántas veces a nosotros nos cuesta perdonar, nos cerramos a la posibilidad de ser liberados de rencor, del odio, de la envidia, del enojo?

 

Pidámosle al Señor en este tiempo que realmente podamos seguir preparando el corazón para la Pascua,. Que así como Jesús camino a a Cruz, e incluso en la Cruz, perdonó las ofensas de sus verdugos, también nosotros podamos perdonar las ofensas de nuestros familiares y amigos que a veces, por alguna razón, nos han lastimado, nos han herido.

Pidámosle a el don de la libertad para así poder expresar el Amor de Dios que nos hace libres.

 

Que tengan una bendecida semana, que el -Señor sea luz y guía para sus vidas.

 

 

 

Oleada Joven