Evangelio según San Lucas 17,11-19.

viernes, 11 de octubre de
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Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”.

Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Y en el camino quedaron purificados.

Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.

Jesús le dijo entonces: “¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?”.Y agregó: “Levántate y vete, tu fe te ha salvado”.


Palabra de Dios





Reflexión del P. Raúl Gómez sacerdote de la Parroquia Santa Rosa de Lima de la Diócesis de Mendoza.


Nuevamente estamos aquí reunidos en torno a la palabra del Señor en este domingo veintiocho del tiempo ordinario, del tiempo de la Fe y, seguimos contemplando, el evangelio de San Lucas. San Lucas, que nos sigue relatando, Jesús y su misión en medio del pueblo, en medio de sus hermanos.


Comienza el evangelio, diciendo: “que Jesús se dirige a Jerusalén y, atraviesa por allí, Samaría. Y en el camino se encuentra a diez leprosos”. Diez personas con esta enfermedad, que de alguna manera, los excluye de compartir con la comunidad. Cada enfermedad, tanto, en el antiguo Testamento, sobre todo, tenía que ver como una enfermedad que había sido heredada por medio del pecado de los padres o los pecados mismos de la persona.


Sin embargo, el mensaje que Jesús nos propone en este día es que el Señor viene a sanarnos a todos. A liberarnos de nuestras distintas lepras y, sobre todo, a permitirnos alabarlo y anunciarlo con alegría.


No siempre reconocemos la buena obra del Señor. El Señor está con nosotros. Siempre nos da testimonio de su palabra, de su presencia. Siempre está sanando cada herida de nuestro corazón, pero no siempre lo reconocemos.


Aquí el texto, relata: “que estos hombres le gritaban –Maestro Jesús- ten compasión de nosotros”. Jesús los envía a que vaya a encontrarse con los sacerdotes y en el camino, dice el evangelio de Lucas: “quedan purificados”. Solo uno vuelve a dar gracias al Señor, solo uno vuelve alabar al Señor.


También podríamos preguntarnos nosotros durante esta semana. ¿Cuántas veces he reconocido los gestos que Dios ha tenido para conmigo? ¿Cuántas veces he reconocido y le he dado gracias al Señor, por la familia que me regalas, los amigos, por la comunidad donde me encuentro y donde puedo alimentar mi fe?


Termino con las palabras, del mismo evangelio de Lucas: “levántate y vete tú fe te ha salvado”.


Queridos hermanos, la Fe para nosotros es el signo de que Dios nos puede sanar hasta lo imposible. Porque para Dios nada es imposible. ¡Que Dios los bendiga! Que tengan una linda semana, y bueno, anímate alabarlo al Señor siempre.

 

Oleada Joven