Evangelio según San Lucas 21,20-28

jueves, 28 de noviembre de
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Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.

Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.

Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación“.


Palabra de Dios




Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje


En el evangelio podemos compartir cuando ven a Jerusalén sitiada por ejércitos, le habla Jesús sus discípulos “sepan que su ruina está próxima”. Y el señor va dando recomendaciones; “los que estén en Judea, que se refugien en la montaña; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad.” Es un texto que podríamos llamar un poco apocalíptico, son signo del presente y también del futuro. De alguna manera el señor está alertando de señales sobre una vida nueva que vendrá.


Esto que leemos, que a veces nos da miedo, porque habla de que habrá señales; estos signos deben llevarnos a la confianza y a saber que sin duda somos peregrinos y estamos pasando, pero Dios interviene en la historia, está presente, nos invita a desear que el dolor termine y que llegue la paz verdadera, que llegue el señor.


Al leer este texto, el tema del fin del mundo, en lo personal, me conmueve pensar que todos vamos a tener el fin del mundo, nuestro fin personal, todos vamos a ir al encuentro con el señor, con distintas situaciones y realidades. Pero este texto invita al final al decirnos, cuando comience todo esto, señales, dificultades, signos que asustan un poco, tengan ánimo y levanten la cabeza porque está por llegarles la liberación. Esta creo que es la clave, el encuentro con Jesús, su venida plenifica, purifica y libera para siempre. Por eso frente a tantos temores, a veces situaciones de fin del mundo, fin de nuestras vidas, escuchemos esta palabra, “tengan ánimo, levantemos la cabeza se acerca la liberación”.


Muchos santos han entendido que el fin personal, el fin del mundo para cada uno, era justamente el encuentro con la plenitud, con el amor, con la paz. Este es el sentimiento que tenemos que renovar todos, a veces no lo ponemos en nuestra mirada, en nuestro horizonte, sin embargo el horizonte del fin nos ayuda a pesar como vivimos el hoy. En nuestro horizonte saber que vamos hacia el cielo, nos invita a pensar en las cosas cotidianas, como vivimos. Todos nuestros actos deben estar como haciendo posible la realidad del cielo.


Pidamos al Señor que la esperanza del encuentro nos renueve en el ánimo, levantemos la cabeza y miremos al señor, que viene siempre con esperanza y alegría.


Que Dios nos bendiga.


 

Oleada Joven