Evangelio según San Mateo 11,2-11

viernes, 13 de diciembre de
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Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:“¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”.

Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven:los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”.

Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: “¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.

El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.


Palabra de Dios



 

Reflexión del P. Raúl Gómez sacerdote de la Parroquia Santa Rosa de Lima de la Diócesis de Mendoza

 

Hola a todos los oyentes de este espacio hermoso juvenil, como es Oleada Joven. Bueno quería recordarles la importancia que tiene para nosotros el tiempo de Adviento, ya estamos transitando esta tercera semana. Que de alguna manera, es un camino de conversión progresivo. Nosotros bien sabemos, que cuando dejamos entrar al Señor en el corazón se produce en nosotros un cambio de renovación. Pero una renovación que se sigue dando. Se tiene que ir dando, en cada día en cada momento, en cada oportunidad que tenemos para encontrarnos con el Señor.


En este evangelio seguimos en la línea, del evangelio de San Mateo. Vemos por un lado, que Mateo nos presenta la imagen de Juan Bautista que ha sentido hablar de Jesús, de Cristo desde la cárcel y envía a sus discípulos para preguntarles: “¿Eres tú el que ha de venir, o hemos de esperar a otros?” Los discípulos le preguntan a Jesús. Y Jesús, les responde: “Vallan a contar todo lo que han visto y han oído, los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos hoyen, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”.


Es decir, que lo que Jesús les dice a los discípulos de Juan Bautista que le cuenten la experiencia del Dios que renueva, del Dios que restablece, del Dios que transforma, del Dios que levanta al caído al pobre, al que está en la periferia, al que está alejado del Señor. Y entonces, allí es como, Jesús también una vez que se han ido estos discípulos, estos enviados de Juan Bautista comienza a escribir. ¿Quién es Juan Bautista? Comienza a decirles, se pone la imagen que fueron a ver al desierto. Dice, una caña agitada por el viento, qué fueron a ver. ¿Un hombre vestido de resina miento? No. Fueron a ver a un profeta. Más que eso, a un hombre de Dios, podríamos nosotros interpretar. Sin embargo, Jesús recalca al final del evangelio de Mateo. Dice: “les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan Bautista, pero sin embargo, el más pequeño del Reino de los Cielos ese es el más grande”.




Podríamos, decir nosotros y le damos a este evangelio que el Señor nos está invitando a ser humildes, sencillos a ser pequeños como Juan Bautista. Juan Bautista se caracterizo por ser el precursor, el último de los profetas entre antiguo y el nuevo testamento. La bisagra que relaciona el antiguo con el nuevo testamento. El que es testigo de la luz viene a preparar el camino de todo creyente y, también viene anunciar que viene la luz, que es Cristo para nosotros. Esa luz que va a tomar fuerza desde el pesebre en Belén. Esa luz que va y quiere iluminar cada una de nuestras tinieblas.


Pidámosle, entonces, al Señor que realmente podamos tomar como referencia a este gran profeta Juan Bautista. Aquel que le señalo a los discípulos cuando vio a Jesús: “ese es el cordero de Dios”. Podríamos parafrasear y, decir: bueno a él es al que tenemos que seguir. Podríamos descubrir que Juan Bautista nos está invitando a ser y seguir.


Pídanse, entonces en este día al Señor que podamos tener este modelo de profeta, pero sobre todo, podamos imitar a Cristo. Porque Juan Bautista preparó la venida de Jesús, pero nosotros tenemos que también reproducir en nuestra imagen la presencia y el rostro de Cristo en nuestra vida.


Pidámosle, entonces, en este día al Señor que podamos ser fieles, pero sobre todo, buscar los últimos lugares buscar ser pequeños porque esos son los que agradan a Dios.


Que tengan una linda semana y que el Señor los colme de sus bendiciones.

 

Oleada Joven