Resucitaste Señor,
nuevamente triunfaste,
y queremos unirnos a tu alegría.
Que la alegría vaya penetrando el corazón,
que tu resurrección se haga evidente
en los lugares de mayor hastío y frustración del alma.
Vení con tu nueva noticia,
volvé a repetirnos una y otra vez
que “tengamos paz”,
que vos estás con nosotros,
que la muerte ya nunca tendrá poder en nosotros.
Que el Amor vence siempre,
que la esperanza ganó la última jugada.
Vení a despertar a los que todavía están dormidos en el desánimo,
liberá a los que están presos de un corazón cerrado,
volvé a decirnos al oído que hagamos fiesta,
que no tengamos miedo,
que seguís caminando junto a nosotros
como el primer día.
Que vayamos a “Galilea” para encontrarte,
a los lugares donde te nos hiciste más evidente:
entre nuestros hermanos,
en los más pobres,
en la oración sincera del corazón.
Que la alegría nos gane el corazón
y salgamos a anunciarle a los demás
que estás vivo,
más vivo que nunca,
y nos invitás a vivir como Resucitados.
De nuestra redacción
para la octava de Pascua
MR