Señor Jesús, iba marchando peregrinando por mi vida, pero estaba algo distraído entre tantos atractivos paisajes, confundido en preocupaciones, y hasta a veces anclado en mis rincones sin libertad.
Había puesto en mi corazón tus promesas a dormir, pero Vos estás siempre despierto y me llegó la Buena Noticia que me sacudió: ¡me enteré que resucitaste! El sepulcro está vacío: ¡los que te buscaban salieron a gritarlo y me anunciaron que estás vivo! Pero escapa a mi entendimiento, tanto Amor, todo el Amor entregado y resucitado, por mí.
Señor Jesús, que de sol a sol, un día por vez, no busque encuadrarte en mi lógica, sino que te permita abrazarme en Tu Misericordia. Dame Tu Gracia para no perder el perfume de Tu Resurrección, ni dejar que el sabor de la Esperanza se diluya, sino que la certeza de tu Amor Resucitado me recuerde que ya no habrá más noches sin estrellas, ni soledades vacías, ni miedos tan grandes que no pueda atravesar.
Que mis pasos sean Tus huellas, que mis ojos tengan Tu misericordia, que mis manos tengan Tu entrega, que mis brazos tengan Tu ternura, que mis labios tengan Tu Buena Noticia, que mi vida tenga Tu Resurrección…
Amén
Luz Marina Huríe