Señor prepara mi corazón para el encuentro.
Que las tranqueras estén abiertas, que no haya perros que ladren, que la puerta esté sin llave, que por las ventanas entre el Sol y lo haga sin pedir permiso.
Que el mate esté preparado, que lo que “hay que hacer” no preocupe, que no haya un reloj que apresure.
Que el silencio no sea incómodo, que la escucha sea paciente y no avasallante, sino que contemple el corazón del hermano.
Que las palabras vengan si es necesario, a veces es sólo ser descanso. Si llegan que sean de unción, que edifiquen a quién las reciba.
Señor prepara mi corazón para el encuentro, para dejarse habitar, para dejarse amar y amar sabiendo que donde dos o más estén reunidos en Tu Nombre, ahí estás Vos.
Amén
Luz Huríe