Señor, hoy me presento a Vos con confianza…
Mi barco atraviesa tiempos muy cambiantes.
Por momentos los vientos aparecen casi ausentes,
siento que no avanzo y por más que use los remos
pareciera que durante días estoy en el mismo lugar.
El sol es fuerte y la noche, llena de estrellas, se hace gélida.
Otras veces siento una brisa fresca que impulsa mi barca,
por momentos la acompaño con los remos
y la marcha se hace decidida y serena.
Fijo el rumbo, y allá voy sin más dificultades.
Por momentos la tormenta se apodera del barco
sarandeándome de un lado para otro.
Sé que estas conmigo, pero humanamente
siento el frío del miedo en la espalda.
Las referencias se me pierden,
lo que antes me daba seguridad ya no está.
Pero dentro mío permanece la memoria
de tantas veces que me rescataste,
que tras fuertes tormentas,
un día apareció el sol y todo volvió a la calma.
Sea que llueva, que truene, que haya vientos o esté nublado,
que vaya sólo o con otros barcos,
que vea el horizonte o que una nube cubra mi visión…
Sea como sea,
que nunca me olvide que mi vida está en tus manos
y que te pertenezco.
Y por sobretodas las cosas,
que nunca me olvide del amor con que cuidás de mí.
¡Amén!
De nuestra redacción
Milagros Rodón