Evangelio según San Juan 3,7b-15

lunes, 9 de abril de
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Jesús dijo a Nicodemo: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”. “¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.

Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


Padre Raúl Gómez párroco de la parroquia Virgen Peregrina de Godoy Cruz (Mendoza)

 

 

 

Nos encontramos nuevamente en torno a la palabra del Señor, hoy contemplamos en Evangelio según San Juan (cap 3, 5a, 7b-15) y vemos claramente este encuentro de Jesús con Nicodemus, este maestro de la ley que se acerca a Jesús seguramente buscando lo que muchos o una multitud buscan en Jesús, ser curados, ser sanados, pero sobre todo buscan la verdad, Jesús es el portador de la verdad…y comienza este dialogo entre dos grandes maestros.

Jesús le habla a Nicodemus de nacer a una vida nueva, en el espíritu. A Nicodemus le cuesta entender este mensaje de Jesús, sin embargo Jesús sigue aclarándole la mente, sobre todo el corazón a este hombre de la ley.

Jesús le dice, te lo aseguro de lo que hablamos damos testimonio y de lo que hemos visto y no aceptan nuestro testimonio…si no creen cuando les hablo de la tierra como creerán cuando les hable del cielo, Jesús añade todo lo que significa su presencia, Él que bajó del cielo para hacerse uno semejante a nosotros, menos en el pecado para que podamos tener vida eterna.

Pidamosle al Señor que su palabra pueda llegar hondo a nuestro corazón, pueda darnos la luz necesaria para poder entender el mensaje y comprender su y nuestra misión a la luz del redentor.

Que el Señor los bendiga en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

 

Oleada Joven