Esa vida que no deja de brotar…

lunes, 21 de octubre de
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Señor, vos me enseñaste

 a concederle un puesto

 a todo lo que irrumpe

 revoloteando dentro de mi casa,

 sin aprisionar en jaulas

 y sin cortar las alas.

 

Vos me enseñaste

 a remansar todos los torrentes en mi lago

 donde las aguas se hacen

 transparentes y serenas,

 recogiendo el sol

 sin perder la audacia.

 

Yo camino siempre más lejos

 herido de infinito.

 Y herido del humano

 brota en mí de cada sufrimiento

 la ternura nueva

 en la que vos llegas en silencio

 y en la que todos te esperamos.

 

Mi sonrisa no puede camuflarlo.

 Yo amo la vida con fuerza

 y hoy la celebro

 porque la siento atravesada de absoluto.

 Por eso me duele ver al pueblo despojado,

 y prefiero irme perdiendo en la opresión

 para ir renaciendo con él en tu misterio.

 Gracias, Señor.

Amén

 


Benjamín González Buelta S.J.




 

 

 

 

Maria Carolina Chahin