Vive cada día al máximo de tu capacidad.
Saca el mejor provecho de cada hora,
de cada día de tu vida, entonces podrás
mirar atrás con seguridad y sin remordimientos.
Se tú mismo y da lo mejor de ti,
no tengas miedo de ser feliz,
atrévete a ser diferente
y sigue a tu propia estrella.
Disfruta de lo bello,
ama con todo tu corazón y toda tu alma.
Es seguro que todos aquellos a los que
tú amas, también te aman.
Olvida lo que has hecho por tus amigos
pero recuerda lo que ellos han hecho por ti.
Ignora lo que el mundo te debe
y concéntrate para pagar
lo que tú le debes al mundo.
Cuando tengas que hacer o tomar
una decisión habla en forma sabia y firme,
luego recuérdala, pues la experiencia
es un gran tesoro.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
Valora la belleza de las cosas simples,
y también la simpleza de la belleza.
No traiciones tus creencias, todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transformaría
la vida en un verdadero infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente sin mediocridades. Piensa que en ti está el futuro y encara
la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte. No existe nadie tan sabio que no pueda aprender algo nuevo, como tampoco hombre tan torpe que no tenga algo por enseñar.
El momento de absoluta seguridad
nunca llegará pues nada es seguro
en este mundo material.
Sobre todo recuerda que Dios ayuda
al que se ayuda.
Actúa como si todo dependiera de ti y ruega,
porque todo depende de Dios.
Vive como si hoy fuera tu último día en la tierra.
¡Vive cada día al máximo!