Las cosas que vivimos, que no dejamos vivir, las cosas que hacemos, las cosas que dejamos de hacer, las palabras que decimos, las palabras que callamos, los gestos que hacemos… en fin toda nuestra vida tienen consecuencias en los que nos rodean…
Quizás, nos demos cuenta de esta verdad, solo cuando el accionar o el no-accionar de una persona cercana, nos afecta de tal modo, que hacen surgir en nosotros sentimientos de aprecio o desprecio hacia ella…dependiendo de lo que hizo o no hizo…
Si nos ponemos a pensar, un poco, en nuestro trabajo, con los compañeros, con los amigos, con la familia, veremos que todas las acciones influyen y mucho… desde un saludo, hasta un desvío de mirada… desde un ¿cómo te fue hoy?, hasta un ¿qué vas hacer de tu vida?, desde un abrazo hasta un “no servís para nada”… Todo nos afecta.
Estamos entramados en relaciones… muchas cosas que hacés, nacen del contacto con los demás…y es más nuestras decisiones, no vienen por sí solas, sino que tiene su raíz en el otro… con respecto a esto, hay varias situaciones que la refleja…
Si queremos dar una paso más, descubrimos que en ese otro está el Otro con mayúscula… que también silenciosamente orienta nuestras decisiones…Toda nuestra vida es consecuencia del Amor que nos tiene… estamos entramados entre nosotros y con Él.-