Llegar a ti, entonces, es buscarla voz de un niño entre la multitud,recoger el miedo interminableque origina un viento nocturno,iluminar el amor con una lámparade primitivo y de dulce aceite,tocar con los dedos un pájaro de azúcarque besa el cuello de las mujeres,limitar la invasión de la nieveque llega con sus armaduras de fríoy verte tranquilo y reposadoquemando el intacto silencio.
Óscar Acosta