Qué picardía de Dios que justo cuando más acelerados y repletos de actividades estamos, viene Él y nos desconcierta con Su invitación de esperar, custodiar el silencio, detenernos, dejarnos encontrar, orar y amar más.
Pero, para Dios: ¿no ves lo que nos estás pidiendo? ¡Sino no llegamos, no nos alcanza el tiempo!
Y sí, lo ve, nos ve.
Necesitamos desacelerar el paso,destrabar las tranqueras del corazón,abrir las cortinas con la Esperanzay adentrarnos en el Camino hacia Belén.
Pero no nos vayamos lejos,no está kilómetros fuera,sino en profundidad hacia dentrodonde escribe el corazón.
Allí es dónde José y María están llamando,golpeando la puerta en cada uno de nuestros rincones,allí donde no llega la luz,donde la tristeza nos escondeo el miedo ha plantado bandera.
Irán golpeando pero ése golpe es en realidad,una caricia de Dios que quiere preparar el pesebrey revestirlo de santidad.
Lo maravilloso es que la mejor forma de prepararloes que el mismo Jesús, lo vaya haciendo,nos vaya haciendo.
Vamos y por ello te decimos: ¡Ven, Señor Jesús!Porque la mejor forma de ir es dejarte llegar…
barrilete
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