Un año más entramos en este tiempo litúrgico. Vuelve a empezar, para nosotros, el ciclo en el que haremos memoria de la vida de Dios en Jesús. Ahora lo comenzamos desde los preparativos, la esperanza, la consciencia de que a un Dios que viene hay que esperarlo y buscarlo. Ese es el sentido de estas semanas. Un tiempo de búsqueda, de deseo, de preguntas. Un plato con dos ingredientes principales: el deseo y la actitud de búsqueda. De esto se trata, en estos días, de desenterrar el anhelo de Dios, que a veces queda sepultado por otras urgencias y prisas. Y de hacerlo de manera activa, dinámica, cada día.
fuente PSJ