Vivir en Presencia de Dios

lunes, 23 de septiembre de
image_pdfimage_print

Descubrir, guardar, gustar
Independientemente de lo que sintamos o no sintamos, por la fe creemos que Cristo está vivo, resucitó de entre los muertos y hoy vive en medio de nosotros y dentro de nosotros. Lo creemos y lo experimentamos: frecuentemente se hace presente a través de obras, personas y palabras. Jesucristo nos mira siempre, nos protege, está siempre allí para escucharnos, camina a nuestro lado.

Hagamos lo que hagamos estamos en la presencia de Dios. A nosotros nos corresponde descubrir su presencia, guardar su presencia, gustar su presencia.

Estamos hablando de una presencia que va más allá del recuerdo, es una unión íntima, parecida al compromiso matrimonial, que es donación mutua de por vida, una seguridad, una sola carne, un estado de vida. Pero en el caso de la unión con Dios es algo mucho más profundo todavía, pues se trata de la unión vital con Aquél que te creó porque te amó, que te conserva en la existencia porque eres su hijo, que vales tanto a sus ojos que siendo Dios se hizo hombre para salvarte y que ahora, por el Bautismo, Su sangre corre por tus venas y Él mismo habita en tu corazón: “¿No sabéis que sois santuarios de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (ICor 3,16)

La vida espiritual consiste en tomar conciencia de esta Presencia viva de Dios a nuestro lado y dentro de nosotros, gozarla y pregustar el día en que recibiremos su abrazo eterno y podremos abrazarlo y verlo cara a cara.

 

Autor: P. Evaristo Sada, L.C

 

Oleada Joven