Andando

lunes, 4 de noviembre de
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Me gusta percibirme en movimiento, siento que dice de mí, que SOY en movimiento.
A veces experimento cansancios, aburrimientos, ciertas temporadas de hastío que me desdibujan, tiempos en los que siento que me pierdo un poco, en que no soy del todo yo.


No nací para la espera inmóvil al borde del camino. Me gusta la vida fluyendo, incluso dando pasos errados.

Así y todo, hay tiempos en donde me descubro casi girando en el mismo lugar; tiempos mal centrados, demasiado sobre mí, pierdo horizonte, ritmo, entusiasmo, deseo. No reniego de esas temporadas, son justamente las que, por contraste, me devuelven la ilusión de caminante y la mirada más abierta, el corazón más desapegado y menos pesar en los riesgos que asumo, el sentir con los otros que van saliendo al paso o que yo misma encuentro en mi andar.


Es un tiempo lindo de movimientos nuevos, aunque parezcan antiguos y conocidos. Es un tiempo que entusiasma, de sacar fuera, de airear las percepciones, de darle brillo a lo cotidiano, de regalarle energía a aquello que me alimenta también.




Es un tiempo para asentar algunos aprendizajes, lo sé. Un tiempo para agradecer pase lo que pase, mientras va pasando. Un tiempo para tender manos, puentes y palabras. Un tiempo para no perder el tiempo. Un tiempo para agradecer los encuentros que nos alegran y sacan del encierro, y un tiempo también para despedir y liberar; y entender que los caminos se seguirán abriendo hacia adelante: siempre.


No voy a detenerme a ver pasar las horas, a ver pasar la vida, la historia, la posibilidad,ni a calcular cuánto he perdido ni cómo hubieran sido las cosas si… -y hacer listas con eso- No soy así. No quiero enredarme en esas cosas.

No es esa la espera-esperanza que yo quiero. Ojalá quiera ser siempre esperanza que construye mientras espera, que está en ese movimiento mientras tanto.


Fuente: levantarlamirada.blogspot.com.ar Autor:Analía Damboriana

 

Oleada Joven