Ancha es la puerta – de los centros comerciales para adictos refinados; – de los hoteles de lujo para le élite del negocio y del poder; – de los que acuden a lavar los dólares del narcotráfico; – de los sepulcros vacíos que cultivan fachadas y apariencias.
Estrecha es la puerta – de los que sirven en las residencias millonarias; – de los calabozos que reprimen a los justos; – de los ranchos construidos con material de desperdicio; – de las decisiones solidarias con los oprimidos.
Ancho es el camino – de los latifundios que se pierden en el horizonte baldío; – de las autopistas hacia las playas exclusivas; – de la corrupción que se pasea en carros de lujo; – de las multitudes domesticadas por la costumbre.
Estrecho es el camino – de los que hunden la pala en los cimientos de los grandes edificios; – de los callejones en los barrios marginados; – de la nueva justicia abierta en medio de la selva legal; – del futuro del Reino que no es noticia en ningún periódico.
Ancho es el camino – que lleva a los sumos sacerdotes al templo de Jerusalén; – de la casa de Herodes construida con impuestos populares; – del palacio imperial de Pilato; – de las aclamaciones de las multitudes ahítas de pan.
Estrecho es el camino – que va de Belén a la cueva de los pastores; – que sigue Jesús hacia los poblados perdidos de Galilea; – que sube hasta el monte de la Transfiguración; – de la callejuela que atraviesa Jerusalén y llega hasta el Calvario; – de la decisión que conduce hasta Getsemaní en medio de la noche”.
Amplia es la calle que lleva a la perdición. Qué estrecho es el callejón que lleva a la vida
Benjamín González Buelta