Milagro del rosario en Hiroshima 6/09/1945

martes, 21 de febrero de
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 Duarante la Segunda Guerra Mundial, dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki.            

 En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las cosas en un radio de aproximadamente dos kilómetros y medio del epicentro, fueron desvastadas. Quienes se hallaban adentro quedaron enterrados bajo las ruinas. Los que estaban afuera quedaron carbonizados.

Una pequeña comunidad de Padres Jesuitas fue arrasada, pero su residencia permaneció en pie, y los miembros de la pequeña comunidad jesuita sobrevivieron.

No sufrieron efectos posteriores, a causa de la radiación, ni pérdida auditiva, ni ninguna otra enfermedad o secuela.

El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años, cuando estalló la bomba atómica en esa cuidad, y vivió otros 33 años más con buena salud.

El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarísitco, que se llevó a cabo en Filadelfia, en 1976.

En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad jesuita todavía estaban vivos.

El Padre Shiffer fue examinado e interrogado por más de doscientos científicos, que no pudieron explicar cómo él y sus compañeros lograron sobrevivir.

Él lo atribuyó a la protección de la Virgen María: "Yo estaba en medio de la explosión atómica… y  estoy aquí, todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por la destrucción".

Además, el Padre Shiffer manifestó que, durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron por qué la casa, tan cercana a la explosión atómica, no fue afectada. Él reveló que allí había una sola cosa diferente. "En esa casa, rezabamos el rosario diariamente".

 

Juan Maximiliano Silva