“Los misioneros escribimos con el pueblo al que evangelizamos,
una Historia de amor”
Es una historia humilde, silenciosa, de héroes anónimos que no aparecen en los titulares de los diarios ni en las pantallas de televisión. Es, sin embargo, una aventura apasionante, a veces casi increíble pero…una aventura que vale la pena vivir, es la aventura de miles de misioneros que, dejando la tierra que los vio nacer, diciendo adiós a familiares y amigos, decidieron vivir la aventura de Dios.
Hombres y mujeres que no tuvieron miedo a lo desconocido, a lo insospechado, a lo imprevisible y se comprometieron con la vida, con la muerte, con la esperanza y desesperanza de los pobres de la tierra.
Hombres y mujeres que han decidido vivir con los de abajo, los que no pueden, los que no saben, los que no tienen…
Hombres y mujeres, como nosotros que escriben sus historias de cada día…historia de riesgo, heroísmo y a veces, de martirio…
A veces por el ruido y el vértigo de en el que vivimos envueltos no nos deja ver lo evidente, pero; el mundo, nuestro mundo, está lleno de santos.
Seguir a Jesús, convertirlo en centro de nuestras vidas, no es una cuestión de simpatía o aventura…seguirlo es mucho mas serio que simpatizar con él.
La historia de las misiones es una historia de seguimiento, de llamados, de invitaciones, de respuestas y de aceptaciones…es una historia de fe, porque no se da testimonio sin testigos, ni misión sin misioneros.
Hoy, dejando de lado ideologías, debemos ser conscientes que las ¾ partes de la humanidad, se debaten entre el hambre y la miseria. Los carenciados de la tierra pasan de los mil millones y su numero sigue en aumento…hemos dividido la tierra en mundos y submundos, en centro y periferia.
La tierra, esta gran aldea planetaria, esta rota y desgarrada.
Mientras una porción del mundo goza del buen vivir…otra, se debate entre la vida y la muerte, corremos el riesgo también nosotros, de recibir una inflación de imágenes y palabras…que nos molestan a todos.
Indiferencia…pasividad…son las actitudes mas frecuentes frente a la miseria de nuestros hermanos.
Señor, otra vez tuviste razón, siempre tenés razón, siempre tendremos a los pobres con nosotros.
A pesar de las campañas de esterilización, a pesar de echarlos a los suburbios, a pesar de declararlos destinatarios de la periferia del mundo…los pobres siempre regresan al centro de la historia…de tu Historia de Salvación. La existencia de estas asas empobrecidas, es una llamada a la conversión. Por eso nosotros los misioneros, hacemos la experiencia de salir de nuestros pequeños refugios de felicidad donde “aparentemente tenemos todo” y a ejemplo de Jesús, queremos que nuestras vidas sean, cercanía y mano que se ofrece en gratuidad…sentimos la urgencia de dar gratis lo que hemos recibido gratis”. Porque el evangelio es vida y esperanza…desde las cloacas del mundo…intentamos escribir con los pobres…con aquellos que son catalogados como “los nadie en este mundo”, la Historia de la Salvación. Nosotros queremos gritarle bien fuerte desde abajo, que estos “nadie” tienen dignidad…que estos nadie, son hijos de Dios!!!
Nuestro tiempo es maravilloso, y además, el único que nos toca vivir; como decía madre Teresa: “voy a pasar por esta vida solo una vez, cualquier delicadeza o amabilidad que pueda tener hacia alguien, debo hacerla ahora, porque no pasaré de nuevo por aquí”.
Evangelizar es decir, si a la vida y no a la muerte. Dios se conmueve frente al sufrimiento de los pequeños. Como cuando Jesús lloró por su amigo Lázaro.
El poder de los opresores se basa en la ignorancia de los oprimidos. El futuro de la humanidad se fragua en la educación. Sin ella, las personas, son fácilmente manipulables.
Buscar a Dios es buscar al hombre, creer a Dios es creer en el hombre, esperar en Dios es esperar en el hombre, servir a Dios es servir a los hombres. Nuestro Dios es alguien que se inclina ante toda criatura para llamarla por su nombre.
La grandeza de una vida está en el servicio gratuito, en la mano extendida y en la sonrisa compartida. En los lugares de marginación, el hombre es menos hombre y la mujer menos mujer.
Los misioneros no somos agentes de beneficencia no solo curamos heridas de un mundo basado en la injusticia…como los profetas de antaño, somos mensajeros de la Palabra de Dios.
La evangelización es el mejor servicio al hermano, la evangelización lo prepara a realizarse como Hijo de Dios, lo libera de las injusticias y lo promueve integralmente.
Los misioneros solo somos servidores y mensajeros de la palabra, los protagonistas son: dios y los pueblos a los que servimos.
Nuestra misión es:
Asistir a las personas
Ayudarlos a revalorar sus vidas
Acompañar a los que ya están en camino
Formar comunidades
Dios habló y habla de muchas maneras, nosotros hemos oído su palabra y nos hemos comprometido con ella. Alejarnos de Dios es perdernos en el vacío de una sociedad cerrada sobre si misma. Muchos de nuestros jóvenes, pierden la fe porque no hay modelos que logren enamorarlos de una causa justa por la cual vale la pena jugarse la vida…una causa que los haga salir de sus pequeños círculos de problemas personales.
Muchas vidas son como el yo-yo que sube y baja sin horizonte alguno.
Los jóvenes no viven de ideas abstractas, quieren ver testimonios, saben distinguir lo aparente de lo real, lo falso de lo verdadero. Saben que una vida que se hace servicio, vale la pena, aunque no siempre se tenga el coraje y el valor de vivirla.
Los jóvenes hoy, escuchan mas gustosos a los que dan testimonios, que a los que hablan de posibles experiencias o de visitas por Internet…
Animémonos a escribir con el pueblo, la letra pequeña de la historia de la Salvación.
Historia donde caminamos con un Dios vivo donde no vemos al hermano como un numero sino como persona digna y amada por Dios.
Ser misionero es apasionante
Mi camino como misionera, lo vivo como algo apasionante, soy feliz en medio de la gente, donde puedo ser instrumento dando gratis lo que un día recibí gratis.
Para ser sincera, este camino que muchos consideran “de locos”, no lo elegí yo…porque antes de haber tenido ese encuentro con Cristo, que me hizo ver todo de forma diferente, pensaba lo mismo que mis amigos y mi familia…para que arriesgarse tanto si es posible pasarla tranqui sin tanto compromiso?
Durante mi adolescencia, me negué a seguirlo pero como Dios cuando se enamora de alguien es perseverante…me ganó de mano y aquí estoy! Ya van 20 años que me lleva por caminos insondables y me hace ver maravillas aun donde nadie las ve.
Por supuesto que en 20 años, pasé por momentos de mucha soledad, y necesité reafirmarme en mis convicciones para ser as fuerte, objetiva y entregada a la causa de amor del evangelio…aun estando con otros, esa soledad de Jesús, la vivo y la palpo…eso lo aprendí en medio de los pueblos con los cuales compartí y comparto…me duelen os silencios y las miradas de aquellos que están postergados y no consigo quedarme tranquila frente a esto, necesito hacer algo y lo único que tengo como propio es mi vida, con ella puedo hacer que el mal no avance tanto como si yo hiciera oídos sordo…una de las cosas que aprendí también al lado del pueblo es no pedir permiso para hacer el bien.
Antes y después de cada trabajo misionero con la gente, ellos están…aunque mas no sea para estar. Salir de la tierra que me vio nacer para adentrarme en una cultura diferente…con todo lo que esto significa, fue para mi, morir un poco a muchas cosas…familia, amigos, cultura, costumbres…el asado y las pastas de los domingos, el dulce de leche, el mate, las facturas, el locro, el poder caminar por las calles sin tener que tener cuidado porque me pueden robar…la posibilidad de ver al otro como hermano y no como alguien de quien tengo que cuidarme porque puede ser ladrón…el saludo a los vecinos…al que yo no renuncié nunca, ni en Angola!
Como era mi vida en aquella tierra, tan diferente!
Estuve en Angola, tres años, los cuales fueron muy diferentes. El primer año, trabajé en la prevención del Sida con un grupo de profesores y religiosos salesianos…fue para mí, un bautismo de fuego, un contacto directo con el dolor y la impotencia de revertir la realidad. Trabajé con personas maravillosas que me ayudaron a entrar descalza en ellos y así pude descubrir la belleza de sus almas.
A los tres meses de haber llegado, preparé un itinerario de formación misionera para la gente de la parroquia…de hecho que no estaba sola pero me quedaba muy grande ese emprendimiento misionero…una vez mas, Dios me estaba esperando para mostrarme como me amaba, era en el rostro de la gente, en sus sonrisa cuando mis palabras…querían decir algo que no podía explicar…así transcurrió mi primer año.
En el 2008, comenzó lo que fue para mi la parte mas hermosa, dar clases a jóvenes y adultos en la escuela. Mis aulas eran de ciencia religiosa pero de una manera muy distinta a lo que ya sabía hacer aquí en mi país…tuve que estudiar doctrinas nuevas y abrirme horizontes de misión que me hicieron descubrir la belleza y el valor de tener un corazón ecuménico. Mis alumnos me enseñaron a danzar su danza pero fue el paso previo para que después juntos pudiéramos danzar la danza que Dios nos regalaría…la bellísima posibilidad de ser misioneros juntos, traspasando ideologías y mirando la realidad desde perspectivas únicas llenas de vida y con la claridad de gente que sabe contemplar aquello que es invisible a los ojos y que solo se puede ver con el corazón. Nuestra primera experiencia tuvo como lema “el amor, hace que milagro se realice” y la segunda “por sobre todas las cosas, el amor”…en la misión, no era necesario identificarse por credo religioso…nuestra presentación era hacer algo por los demás. Lo que yo no me imaginè era que nuestra “locura misionera” produciría una epidemia y no tardaría en contagiar a toda la escuela y grupos de la comunidades vecinas…y así, aquel primer grupo de loquitos…contaba por todas partes lo lindo que era servir a Jesús en los hermanos y lo lindo que era sentirse querido sin que nadie se preocupe por tu religión sino mas bien por tu persona. Y en el tercer año, el desafío misionero fue mucho mayor, entraron profesores…primero como simpatizantes y después, descubriendo que una vida que se hace servicio vale la pena ser vivida, vale la pena ser imitada…y al regreso, cada vez mas eran los que se adherían al grupo para mayor gloria de Dios…en algunos momentos sentí que la escuela se había transformado en un manicomio de gente feliz…era increíble como cantaban y y daban gracias a Dios por lo que vivían…así, Dios fue levantando gente joven de la droga, del rencor…de la prostitución y el alcoholismo y en vez de precisar destruirse, querían ser mensajeros del amor que descubrieron…como vos, como yo, como tantos de nosotros que en un momento dado descubrimos el amor de Dios y ya no hizo falta mas nada…
La pregunta del millón…la que me hicieron muchos y hoy se las respondo sin que me la hagan…por qué te apasiona tanto la misión? Y esa cosa de vivir lejos, de renunciar a todo…que es lo que te mueve? Que es lo que te entusiasma? Y decirles, es Jesús, me parece muy general y hasta un poco “espiritualoide”…por eso, hace unos años que mi respuesta es otra y es la que llena todos los posibles vacíos de duda que antes tenia…mi motor, mi amor, mi único destinatario…es el pueblo al cual sirvo…incluyendo autoridades eclesiales…políticas…todo.
Hacerse uno con la gente del lugar es una estrategia para poder después, hablar, reclamar y hasta corregir si es necesario, con autoridad y con el mismo derecho que un ciudadano del lugar de origen. Si el misionero no se incultura, queda al margen y su servicio termina siendo muy pobre…por suerte y gracias a Dios, me encontré con personas maravillosas que me ayudaron a entrar en el barro de sus realidad y asi me fui haciendo una con ellos…a medida que pasan los años, el espíritu Santo me fue haciendo mas cabeza dura de lo que ya era y eso me sirve para servir mejor a la gente porque me hace perder miedos y lanzarme en busca de objetivos que son claros…vivir para los demás. Aunque muchos no lo entiendan…
A dos años de haber regresado de Angola, les comparto a ustedes que quizás piensan dar el paso de salir de su pequeño refugio de felicidad…no perderán nada, ganaran un refugio mayor…porque además de estar ustedes, estarán también aquellos que serán los destinatarios de la misión en la cual se entreguen…
En una sociedad como la nuestra, es preciso ser diferente para poder dar un paso que involucre toda la vida y además de eso, sea sellado con la gratuidad ya que vivimos la fiebre del materialismo y solo damos a los que nos dan, la propuesta misionera es darte vos como regalo y ver con sorpresa como Dios va colmando toda tu vida con promesas de eternidad! Los miedos estarán, las dudas también pero no son nada en comparación con la maravilla del amor de Dios que se filtra como rayos de sol por cada poro de la piel del misionero…y por si fuera poco, no precisamos tarjetas de ningún tipo porque nuestra salvación ya fue pagada con la sangre de Jesús…la promesa es el ciento por uno y la vida eterna. Te atreverías a perder una oferta asi?
Cuenten con mi oración y sepan que volví no para dejar la misión sino para seguir de pie aquí, donde es difícil ser misionero, porque como Jesús ya lo decía, nadie es profeta en su tierra, en su casa y en su familia…yo agrego, ni en su comunidad…animo! Aún falta que muchos se endulcen los labios y el corazón con el tierno Nombre sobre todo nombre, JESUS DE NAZARET.
Marina de los Santos