Evangelio según San Juan 1, 35-42

jueves, 12 de enero de
image_pdfimage_print
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos y, fijando los ojos en Jesús que pasaba, dijo: «Este es el cordero de Dios».
Los dos discípulos lo oyeron decir esto y siguieron a Jesús. El se volvió hacia ellos y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Ellos contestaron: «¿Maestro, donde vives?». El les dijo: «Vengan lo verán». Se fueron con él, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; eran como las cuatro de la tarde. 
Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio de Juan era Andrés, el hermano de Simón Pedro. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que quiere decir Cristo).  Y lo llevó a Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo:  «Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas» (es decir Pedro).
 
 
Palabra de Dios
 
 

 
 
De nuestra redacción
 
 
En este tiempo de verano el evangelio siguen presentandonos esos primeros encuentros de Jesús con quienes van a ser sus discípulos. En casi todos los casos se dan por intermedio de alguien: en este caso, Juan el Bautista que señala al Cordero de Dios; y Andrés que va a contarle a su hermano Simón Pedro.
 
 
El encuentro de Jesús con Simón es impactante: Jesús lo mira, y le cambia el nombre, asignandole una misión.  ¿Cómo habrá sido esa mirada que lo llevó a dejarlo todo para seguirlo? ¿qué tono habrán tenido sus palabras para permitir que alguien le pusiera otro nombre? Sin duda, le llegaron a lo profundo del corazón.
 
 
Del mismo modo se nos presenta Jesús a nosotros; nos mira con ternura sosteniendo la mirada. Llega a lo profundo, al lugar de nuestra mayor verdad… no a lo que queremos demostrar, sino a lo real. Y ahí nos mira con ternura, amándonos. Nos invita a recorrer la mayor aventura de nuestras vidas, seguirle a donde Él nos indique. Hasta nos invita a ir a donde Él vive; entre sus cosas y sus afectos.
 
 
Te invito a que en este domingo te dejes mirar por Jesús… su mirada siempre es sanadora y reconfortante. ¡Que tengas un lindo día!
 
 
 
 

 

Oleada Joven