En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña, llamó a los que él quiso y se acercaron a él. Designó entonces a doce, a los que llamó apóstoles para que estuvieran con él y para mandarlos a predicar con poder de expulsar a los demonios.
En este día viernes, la Iglesia nos regala en el Evangelio de Marcos, esta cita en donde Jesús elige a doce de sus seguidores, para hacerlos sus apóstoles. Y nos dice que los elige para que estén con Él, para enviarlos en su nombre, para predicar.
Así como a ellos, a vos, a mí, en el bautismo Jesús nos ha elegido para estas dos cosas que son una. Te eligió para que pudieras estar a sus pies, para que pudieras estar con Él, entrar en intimidad con Jesús, para que puedas recibir de Él, para que puedas formarte en la escuela de Jesús maestro, con la vida sacramental, con la lectura de la Palabra, con la oración de corazón.
Y, a la vez, todo eso que recibís de Jesús, Él te invita a darlo a los demás, a predicarlo, la vida como misión, llevarlo a los que te rodean.
No se puede vivir una cosa sin la otra, no podés ser apósotol en medio de las actividades, del grupo juvenil, en el grupo misionero, en el movimiento, si no recibiste de Jesús la vida que viene de Él. No se puede dar lo que no se tiene.
Y tampoco podés recibir de Jesús toda esa Buena Noticia que tiene para darte y quedártela para vos, siendo egoísta. Es necesario recibir de Él estando a sus pies y dar a los demás.
Que hoy Jesús nos regale esta gracia grande a todos.