En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo: "Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos." Pero ella replicó: "Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños." Él le contestó: "Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija." Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Palabra de Dios
P. Mario Taborda
La palabra que nos acompaña en este día, habla de aquél encuentro entre Jesús, cuando va pasando por la región de Tiro, y una persona que no era del mundo judío, una persona que no era de la cultura monoteísta, era una pagana; ella fue a pedirle algo importante a Jesús, fue a pedir por una gran necesidad que tenía en su vida y lo mas interesante era ver cómo Jesús siempre tan accesible a toda la gente, sin embargo en este caso, se presenta algo así como resistiendo, como cuando vos necesitas algo imperiosamente y vas a un gran amigo esperando encontrar de el una buena respuesta y te encontrás como que el tiene una negativa, y puede ser que eso genere en nosotros una cierta desilusión o desánimo.